Roma – La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA) han emitido hoy una seria advertencia sobre las múltiples crisis alimentarias inminentes, impulsadas por los conflictos, los choques climáticos y los efectos de la pandemia de la enfermedad por coronavirus, así como las cargas masivas de deuda pública, exacerbadas por los efectos en cadena de la guerra en Ucrania, que ha acelerado el aumento de los precios de los alimentos y el combustible en muchas naciones del mundo. Estas perturbaciones golpean contextos ya caracterizados por la marginación rural y sistemas agroalimentarios frágiles.
El informe “Hunger Hotspots: FAO-WFP early warnings on acute food insecurity” (Puntos críticos del hambre: alertas tempranas de la FAO y el PMA sobre la inseguridad alimentaria aguda) publicado hoy insta a adoptar medidas humanitarias urgentes en 20 “puntos críticos del hambre” donde se prevé que el hambre aguda empeore entre junio y septiembre de 2022, con miras a salvar vidas y medios de subsistencia, y evitar una hambruna.
El informe advierte que la guerra en Ucrania ha exacerbado el ya constante aumento de los precios de los alimentos y la energía en todo el mundo, que ya está afectando la estabilidad económica en todas las regiones. Se espera que las repercusiones sean particularmente agudas donde la inestabilidad económica y los precios en espiral se combinan con caídas en la producción de alimentos debido a choques climáticos como sequías o inundaciones recurrentes.
“Nos preocupan enormemente los efectos combinados de las crisis simultáneas que ponen en peligro la capacidad de las personas de producir alimentos y de acceder a ellos, empujando a más millones de personas a niveles extremos de inseguridad alimentaria aguda”, expresó el Director General de la FAO, Sr. QU Dongyu. “Estamos en plena carrera contra reloj para ayudar a los agricultores de los países más afectados, incluso aumentando rápidamente la posible producción de alimentos y reforzando su resiliencia frente a los desafíos”.
“Nos enfrentamos a una tormenta perfecta que no solo afectará a la población más pobre de entre los pobres, sino que también abrumará a millones de familias que hasta ahora se mantenían a flote”, advirtió el Director Ejecutivo del PMA, Sr. David Beasley.
“Las condiciones actuales son mucho peores que durante la primavera árabe en 2011 y la crisis de precios de los alimentos de 2007-08, cuando 48 países se vieron sacudidos por inestabilidad política, disturbios y protestas. Ya hemos visto lo que está sucediendo en Indonesia, Pakistán, Perú y Sri Lanka; eso es solo la punta del iceberg. Tenemos soluciones. Pero debemos actuar, y rápido”, advirtió.
Conclusiones principales
El informe señala que, junto con los conflictos, los choques climáticos frecuentes y recurrentes siguen provocando hambre aguda, y demuestra que hemos entrado en una “nueva normalidad” en la que sequías, inundaciones, huracanes y ciclones dañan repetidamente la agricultura y la ganadería, provocan el desplazamiento de la población y llevan a millones de personas al borde del abismo en países de todo el mundo.
El informe advierte que se espera que las preocupantes tendencias climáticas vinculadas a La Niña desde finales de 2020 continúen hasta 2022, incrementando las necesidades humanitarias y el hambre aguda. Una sequía sin precedentes en el África oriental que afecta a Somalia, Etiopía y Kenya está dando lugar a una cuarta temporada consecutiva de precipitaciones inferiores a la media, mientras que Sudán del Sur se enfrentará a su cuarto año consecutivo de inundaciones a gran escala, que probablemente seguirán obligando a la gente a abandonar sus hogares y devastarán los cultivos y la producción ganadera. El informe también prevé lluvias por encima de la media y riesgo de inundaciones localizadas en el Sahel, una temporada de huracanes más intensa en el Caribe y lluvias inferiores a la media en Afganistán, ya muy resentido por las múltiples temporadas de sequía, violencia y disturbios políticos.
El informe también hace hincapié en la urgencia de las alarmantes condiciones macroeconómicas en varios países, provocadas por los efectos de la pandemia de la enfermedad por coronavirus y exacerbadas por los recientes trastornos en los mercados mundiales de alimentos y energía. Estas condiciones están dando lugar a pérdidas drásticas de ingresos entre las comunidades más pobres, además de sobrecargar la capacidad de los gobiernos nacionales para financiar redes de seguridad social, medidas de apoyo a los ingresos y la importación de bienes esenciales.
Según el informe, Etiopía, Nigeria, Sudán del Sur y Yemen permanecen en “alerta máxima” como puntos críticos con condiciones catastróficas, y Afganistán y Somalia se suman a esta preocupante categoría desde el último informe de puntos críticos publicado en enero de 2022. Parte de la población de estos seis países afronta una fase 5 “Catástrofe” de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), o un riesgo de deterioro hacia condiciones catastróficas, con hasta 750 000 personas que se enfrentan al hambre y la muerte. 400 000 de estas se hallan en la región etíope de Tigray: la cifra más alta registrada en un país desde la hambruna que asoló Somalia en 2011.
La situación de Haití, la República Democrática del Congo, el Sahel, Siria y Sudán sigue siendo “muy preocupante”, con condiciones críticas en deterioro, al igual que en la edición anterior de este informe. Kenya se suma a la lista. Sri Lanka, los países costeros de África occidental (Benin, Cabo Verde y Guinea), Ucrania y Zimbabwe se han añadido a la lista de países críticos, uniéndose a Angola, Líbano, Madagascar y Mozambique, que siguen siendo puntos críticos del hambre, según el informe.
Ampliación de las acciones preventivas para evitar desastres
El informe brinda recomendaciones concretas específicas por país sobre las prioridades de la respuesta humanitaria inmediata con miras a salvar vidas, evitar una hambruna y proteger los medios de subsistencia, así como acciones preventivas. El reciente compromiso del Grupo de los Siete (G-7) subrayó la importancia de fortalecer la acción preventiva en la asistencia humanitaria y para el desarrollo, asegurando que los peligros predecibles no se conviertan en desastres humanitarios de gran magnitud.
La FAO y el PMA se han asociado para ampliar la escala y el alcance de la acción preventiva, proteger la vida, la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de las comunidades antes de que necesiten asistencia vital en la ventana crítica entre una alerta temprana y una perturbación. La financiación humanitaria flexible permite a la FAO y el PMA anticipar las necesidades humanitarias y salvar vidas. Las pruebas empíricas demuestran que, por cada 1 dólar de los EE.UU. invertido en acciones preventivas para salvaguardar vidas y medios de subsistencia, se pueden ahorrar hasta 7 dólares a fin de evitar pérdidas para las comunidades afectadas por desastres.
Acerca del informe
Es posible que en los “puntos críticos del hambre”, determinados mediante un análisis prospectivo, la inseguridad alimentaria aguda aumente a lo largo del período que abarcan las perspectivas. Los puntos críticos se seleccionan a través de un proceso basado en el consenso en el que participan equipos técnicos y equipos sobre el terreno del PMA y la FAO, junto con analistas especializados en conflictos, riesgos económicos y peligros naturales.
El informe brinda recomendaciones específicas por país sobre las prioridades para la acción preventiva: intervenciones de protección a corto plazo que se pondrán en marcha antes de que se materialicen nuevas necesidades humanitarias, y una respuesta de emergencia, es decir acciones encaminadas a abordar las necesidades humanitarias existentes. El informe es parte de una serie de productos analíticos elaborados en el marco de la iniciativa Red mundial contra las crisis alimentarias, cuyo objetivo consiste en mejorar y coordinar la generación y el intercambio de información y análisis basados en pruebas objetivas, a fin de prevenir y tratar las crisis alimentarias.