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Para probar su preparación operativa, la comunidad internacional de defensa planetaria usó el acercamiento cercano de un asteroide real como un encuentro simulado con un asteroide. Las lecciones podrían imitar o prevenir la devastación global si el escenario se desarrolla de verdad a futuro.

Con esta meta, más de 100 astrónomos de todo el mundo estuvieron en un ejercicio en 2021. Entre estos investigadores, se encontró una delegación israelí del Instituto Weizmann.

El simulacro se trató de un asteroide grande, conocido y peligroso que se eliminó de la base de datos de monitoreo de defensa planetaria. Se hizo para ver si se detectaba correctamente de nuevo.

No solo se “descubrió” el objeto durante el ejercicio, sino que sus chances de golpear a la Tierra se reevaluaron continuamente a medida que se rastreabaEl ejercicio confirmó que la comunidad internacional de defensa planetaria puede actuar rápido para identificar y evaluar el peligro que representa divisar un asteroide cercano.

El objeto de estudio fue el asteroide Apophis. Y se evaluó que tenía una chance clara de impactar en la Tierra en 2029 o más tarde. Se descubrió en 2004, pero por mediciones de seguimiento tomadas en varios acercamientos, los expertos refinaron la órbita. Por esta razón, ahora saben que no representa ningún peligro de impacto en 100 años o más.

«Este aporte científico del mundo real probó toda la cadena de respuesta de defensa planetaria. Desde la detección inicial hasta la determinación de la órbita, la medición de las características físicas del asteroide e incluso la determinación de si pudiera golpear la Tierra y dónde». Esto dijo Vishnu Reddy, profesor asociado en del Laboratorio Lunar y Planetario de la Universidad de Arizona en Tucson, quien dirigió la campaña.

“Sabíamos que, en realidad, Apophis no impactaría la Tierra en 2029, comenzando desde el principio. Con solo unos pocos días de datos astrométricos de los telescopios de exploración, hubo incertidumbres en la órbita del objeto que teóricamente permitió un impacto ese año”. Esto agregó Davide Farnocchia, ingeniero de navegación en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en el sur de California.

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