WASHINGTON (AP) — A la 1:45 p.m. del domingo, el personal directivo del presidente Joe Biden fue notificado de que éste se retiraba de la contienda presidencial de 2024. A la 1:46 p.m., ese mensaje se hizo público.

Nunca fue intención de Biden abandonar la carrera: hasta que decidió hacerse a un lado el domingo, estaba totalmente comprometido.

Su campaña estaba planeando recaudaciones de fondos y eventos y organizando viajes para las próximas semanas. Pero, aunque Biden se mantenía firme públicamente e insistía en que seguiría en la contienda, reflexionaba en silencio sobre el desastre de las últimas semanas, sobre los últimos tres años de su presidencia y sobre el alcance de su carrera de medio siglo en la política.

Al final, fue una decisión exclusiva del presidente, y la tomó en silencio, desde su casa de vacaciones en Rehoboth Beach, Delaware, enfermo de COVID-19, con la primera dama a su lado mientras lo hablaba con un pequeño círculo de personas que lo han acompañado durante décadas.

“Esta debe ser una de las decisiones más difíciles que haya tomado jamás”, dijo el senador Chris Coons, demócrata por Delaware y aliado más cercano del presidente en el Congreso, quien habló con él el domingo. “Sé que quería luchar y seguir adelante y demostrar que podía derrotar a Donald Trump nuevamente, pero a medida que escuchaba más y más opiniones, creo que estaba luchando con lo que sería mejor para el país”, dijo Coons en una entrevista con Associated Press.

Este artículo se basa en entrevistas con más de una docena de personas familiarizadas con el pensamiento del presidente durante las últimas semanas, días y horas mientras tomaba su decisión. Hablaron con The Associated Press bajo condición de anonimato para poder hablar sobre conversaciones privadas.

DECIDIENDO ABANDONAR LA CARRERA

No fue hasta el sábado por la noche que Biden empezó a llegar a la conclusión de que no se presentaría a la reelección y comenzó a escribir una carta al pueblo estadounidense.

Biden había estado fuera de la campaña electoral durante unos días, aislado debido al COVID-19, cuando todo comenzó a calar profundamente: sus posibilidades cada vez menores de poder derrotar a Donald Trump con gran parte de su partido en abierta rebelión, tratando de sacarlo de la carrera, sin mencionar las persistentes preocupaciones de los votantes sobre su edad que solo se exacerbaron por el catastrófico debate.

Biden estaba en su casa de la playa con algunos de sus asesores más cercanos y de Jill Biden: el estratega jefe Mike Donilon, el asesor del presidente Steve Ricchetti, la jefa de gabinete adjunta de la Casa Blanca Annie Tomasini y Anthony Bernal, asesor principal de la primera dama.

El domingo, su decisión quedó cristalizada. Habló varias veces con la vicepresidenta Kamala Harris, a quien apoyaría. Informó al jefe de gabinete de la Casa Blanca, Jeff Zients, y a su asistente de muchos años y directora de campaña, Jen O’Malley Dillon.

n pequeño grupo de asesores principales tanto de la campaña como de la Casa Blanca se reunieron para la llamada a la 1:45 p.m. para transmitir la decisión de Biden, mientras que su personal de campaña publicó el anuncio en las redes sociales un minuto después.

“Ha sido el mayor honor de mi vida servir como su presidente. Y si bien mi intención ha sido buscar la reelección, creo que lo mejor para mi partido y el país es que me retire y me concentre únicamente en cumplir con mis deberes como presidente durante el resto de mi mandato”, escribió Biden.

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