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La gestión sostenible de la biodiversidad, sólo en la agricultura, podría crear 14 millones de nuevos puestos de trabajo en América Latina, OIT

BOGOTÁ (OIT Noticias) – En América Latina y el Caribe, región que alberga una quinta parte de los bosques mundiales y el 60% de la vida terrestre del planeta, la biodiversidad no es solo un tesoro ecológico, sino también un pilar económico fundamental.  

Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 64 millones de empleos verdes en la región –equivalentes al 19% del total– dependen directa o indirectamente de la biodiversidad y los ecosistemas naturales. Esta realidad pone de manifiesto el nexo ineludible entre el medio ambiente y el trabajo, subrayando la urgencia de una transición justa hacia economías más sostenibles. 

En este contexto, la 16ª Conferencia de las Partes (COP16) sobre Biodiversidad que se celebrará en Cali, Colombia, del 21 de octubre al 1 de noviembre 2024, representa una oportunidad clave para abordar la necesidad urgente de integrar la protección de la biodiversidad con la creación de trabajo decente. 

«La transformación hacia modelos económicos que respeten y restauren la naturaleza no solo es una necesidad ambiental, sino una oportunidad de creación de empleos verdes y medios de vida sostenibles para las personas sin precedentes», afirma Blanca Patiño, Especialista en Empleos Verdes y Transición Justa para la oficina de la OIT en América Latina y el Caribe. «Estamos hablando de un potencial de 14 millones de nuevos empleos solo en el sector agropecuario de América Latina y el Caribe, si adoptamos prácticas más sostenibles». 

La Agenda de la OIT en la COP16 

Del 23 de octubre al 1 de noviembre, la OIT organizará una serie de eventos que abordarán temas relacionados con la transición justa, la creación de empleos verdes y la conservación de la biodiversidad. El primer evento en esta agenda que iniciará el 23 de octubre discutirá sobre los pueblos indígenas, en el centro del desarrollo inclusivo y la transición justa, en el marco del  Convenio de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales, 1989 (núm. 169. Asimismo, la OIT participará en el evento paralelo «Huellas de la Biodiversidad», donde se revisarán estrategias colaborativas para la implementación de Planes Nacionales de Acción para la Biodiversidad (NBSAPs), subrayando la importancia de la participación ciudadana, la igualdad de género y el trabajo decente. 

Otro evento liderado junto al Ministerio del Trabajo de Colombia destacará la «Estrategia de Transición Justa de la Fuerza Laboral» en Colombia, que promueve los empleos verdes relacionados con la conservación del medio ambiente como parte de la Ley 2169. Además, se presentarán metodologías en el evento «Evaluando el Impacto en el Empleo de Medidas Ambientales para la Conservación», que utilizará datos y análisis económicos para medir cómo las intervenciones ambientales afectan el empleo y los medios de subsistencia, contribuyendo así a la lucha contra el cambio climático y a la preservación de la biodiversidad. 

Un panorama prometedor 

Un informe conjunto de la OIT, el PNUMA y la UICN proyecta la creación de 20 millones de empleos adicionales si se triplica la inversión en soluciones basadas en la naturaleza para 2030. Estas soluciones son acciones que gestionan la naturaleza para resolver problemas ambientales, sociales y económicos. Por ejemplo, plantar árboles en las zonas urbanas y rurales de las ciudades para reducir el calor o restaurar ríos y lagos para mejorar la calidad del agua. Estas acciones no solo presentan soluciones a determinadas problemáticas, sino que también generan empleos. 

Sin embargo, el mismo informe advierte que la transición hacia estos empleos verdes debe ser cuidadosamente gestionada. «No basta con crear empleos; debemos asegurarnos de que sean empleos verdes, es decir, empleos decentes que contribuyen a la preservación o restauración del medio ambiente, con condiciones laborales justas y seguras», señala Patiño. Esta advertencia cobra especial relevancia en sectores como la agricultura y la silvicultura, donde la informalidad y la precariedad laboral son desafíos persistentes. 

En Colombia al menos 5 millones 352.000 empleos podrían crearse 

En Colombia, anfitrión de la COP16 y hogar del 10% de las especies conocidas en el mundo, el potencial de los empleos verdes es particularmente prometedor. Estimaciones de la OIT sugieren que al menos 5 millones 352.000 empleos en el país podrían crearse como empleos verdes relacionados con la gestión sostenible de la biodiversidad, principalmente en el sector agrícola. 

«Colombia tiene una oportunidad única de liderar no solo en conservación, sino en la creación de una economía verde e inclusiva», explica Óscar Cardona, Oficial Nacional de Empleos Verdes y Transición Justa de la Oficina de la OIT para los Países Andinos en Colombia. Esta perspectiva es especialmente relevante considerando que sectores clave como la agricultura, la pesca, la industria forestal y el turismo, que emplean a millones de colombianos, dependen directamente de la salud de los ecosistemas del país. 

Un factor crucial en esta discusión es el aporte a través de su cosmovisión y conocimientos ancestrales que tienen los pueblos indígenas y las comunidades locales en la conservación y el manejo sostenible de la biodiversidad. Colombia es el segundo país en América Latina con mayor diversidad de pueblos indígenas y la cantidad de población joven (18 a 25 años) en los 115 pueblos del país asciende a más de 500.000 personas, que podrían ser los gestores y principales beneficiarios de las oportunidades de empleo verde en sus propios territorios. 

«Los jóvenes indígenas están en una posición única para liderar la transición hacia una economía verde», afirma Hernán Coronado, Especialista en Pueblos Indígenas y punto Focal para América Latina de la OIT. «Su demostrada contribución a la conservación de los recursos naturales y su aprovechamiento sostenible es hoy más valiosa que nunca y debemos potenciarla». 

Así, un informe de la OIT “La creación de empleos verdes para los jóvenes indígenas en Colombia” ha identificado oportunidades de empleos verdes en actividades de la bioeconomía, que además de generar ingresos, protegen la biodiversidad, entre otros, como la farmacia y cosmética natural; el turismo de naturaleza, etnoturismo y agroturismo; cultivos comerciales que permitan la tecnología de policultivos y la protección del bosque y las fuentes hídricas de las cuales ya existen casos exitosos como la comercialización y exportación con el cultivo del café bajo sombra en los pueblos Nasa, Misak, e Inga en el suroccidente; Kankuamo, Arhuaco, Kogi y Wiwa en la Sierra Nevada; y Embera Chamí en Antioquia. 

“Dichas iniciativas deberán desarrollarse con la participación y consulta, tal como lo establece el Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales, único tratado internacional vinculante en la materia, reconociéndose su categoría de sujetos de derecho y su rol de protagonistas de su propio desarrollo” complementa Coronado. 

A medida que el mundo se prepara para la COP16, el mensaje es claro: la conservación de la biodiversidad y la creación de empleos verdes no son objetivos mutuamente excluyentes, sino complementarios. La transición justa hacia una economía verde no solo es necesaria para la supervivencia del planeta, sino que también ofrece una vía para abordar desafíos socioeconómicos persistentes como la pobreza y la desigualdad. 

El éxito de esta transición, sin embargo, dependerá de políticas integrales que garanticen una transición justa, inversiones significativas en educación y capacitación, y un compromiso genuino con el diálogo social inclusivo. Con la COP16 en el horizonte, Colombia tiene la oportunidad de mostrar al mundo cómo la protección de la biodiversidad puede ser un motor de desarrollo sostenible y creación de trabajo decente para todos. 

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